UN SUEÑO HECHO REALIDAD
Miguel era un niño de 9 años. Vivía en una gran casa rodeada de un enorme jardín y tenía todo lo que un niño de su edad podía desear, pero no era un niño feliz. Tenía muchos juguetes, pero jugaba con ellos él solo. Tenía un jardín con muchos columpios, y se montaba en ellos él solo, sólo oía su propia voz, no había mas niños con él, sólo los mayores que de vez en cuando entraban a su habitación para decirle que se iban a trabajar y que se quedaba al cuidado de su niñera.
Un día mientras veía la tele cambió de cadena y vio en un documental como había niños que vivían solos por las calles, que no tenían casa y que robaban para comer y otros niños que se morían de hambre, que sufrían muchas palizas, o que tenían que ir a trabajar; entonces pensó que él era muy afortunado, pero ¿por qué no se sentía feliz?
Se sentó a hacer la tarea en su mesa frente a la ventana y se puso a mirar como nevaba en su jardín mientras pensaba en esos pobres niños y de pronto ¡sucedió algo maravilloso! Su jardín estaba lleno de niños de todas las edades y de todos los países, corriendo y gritando por su jardín, unos jugaban con sus juguetes, otros merendaban todo lo que la cocinera había llevado para los niños y Miguel estaba con ellos y se divertía y sobre todo ¡era feliz! Porque todo lo que tenía lo compartía con otros niños como él, que también eran felices.
Un ruido fuerte golpeó los oídos de Miguel, era el sonido de un teléfono que sonaba, Miguel se despertó despavorido de su feliz sueño ¡Qué pena, todo había sido un sueño! Pero no importaba, porque era Navidad y su gran deseo iba a ser que esos niños vinieran de su sueño a su jardín, Miguel cerró los ojos y lo deseó con todas sus fuerzas, ahora ¡sólo faltaba esperar!
Un día antes de Navidad, Miguel se levantó y pensó¡ que pasaría si su sueño fuese realidad!. Llegó la noche y esperó que todos se acostaran, entonces se asomó a la ventana y deseó con todas sus fuerzas que su deseo se cumpliese. Se acostó y de pronto oyó unas campanillas y muchas voces gritar. Se levantó de un salto, se asomó a la ventana y vio como llegaba por el cielo Papá Noel con sus renos y un enorme trineo lleno de niños gritando y riendo.
Miguel confundido, pensó que otra vez se trataba de un sueño y que al despertar de nuevo estaría el solo en su habitación. Pero continuaba oyendo los gritos de los niños y las campanillas de los trineos y se fue a lavar la cara para estar bien despierto y cuando volvió a la ventana allí continuaban todos. Dio un salto por la ventana y salió a la terraza y por el canalón bajó hasta el jardín, ¡esto era increíble! Nadie se lo iba a creer, todos dirían que estaba loco.
Cuando llegó donde los niños, estos fueron corriendo hacia él gritando:¡hola Miguel somos tu regalo de Navidad! Estuvieron toda la noche jugando y corriendo por el jardín y montándose en el trineo de Papá Noel. Eran niños de todas las edades, y de todos los colores y todos se entendían entre sí; le contaron a Miguel como vivían, todo lo que les faltaba y lo pobres que eran. Miguel prometió ayudarles en lo que pudiera. Cuando Papá Noel terminó de repartir sus juguetes por toda la ciudad, volvió a por los niños. Todos se montaron y se despidieron de Miguel, que sólo pudo decir gracias Papá Noel ha sido el mejor regalo de mi vida.
Desde ese día Miguel ayudó a todos los niños necesitados, les enviaba medicinas, comida, libros, dinero y todo lo que podía. Además hizo que sus padres también le ayudaran y desde ese día Miguel fue un niño más alegre porque estaba ayudando a muchos niños como él y además ya no se encontraba solo porque tenía amigos por todo el mundo.
Y Miguel aprendió que no sólo por tener mucho dinero se es más feliz, sino que se es más feliz cuando con ese dinero se ayuda a los demás.
Fernando L.