miércoles, 13 de mayo de 2009

4 Raúl, Álvaro G e Iván

La Isla de Las Trampas 

En un lugar muy lejano, vivían tres niños que ya no eran tan niños porque Luis que era el mayor, un chico rubio y de ojos claros bastante alto, delgado e inteligente, que tenía buen apetito pero que como no paraba quieto nunca engordaba, ya tenía 15 años y Diego que era el más bajo de los tres, de pelo oscuro, pecas en la cara y ojos marrones y además tímido, tenía 13 años.
El más joven que también era su hermano, aunque había sido adoptado de recién nacido, era más alto que Diego, tenía los ojos verdes, era pelirrojo y tenía 11 años.  
Vivían con su madre en la casa más vieja de todo el pueblo. Era un pueblo pequeño situado entre montañas con muchas casas abandonadas, algunas se habían derrumbado por el paso del tiempo y las goteras.  
Su madre tenía casi cuarenta años y se encargaba sola de los niños, porque se había separado de su marido hace tres años.  
Un día, estando con su madre en el hospital de la ciudad, recibiendo medicinas para su enfermedad de cáncer, antes de que la operaran tuvo mala suerte y se murió, dejando a los niños huérfanos y quedándose Luis que era el mayor a cargo de sus hermanos pequeños.  
Por la noche mientras dormían soñaron los tres con su madre y en el sueño les dijo:
- "Hay una isla en la que guardo mis más preciadas pertenencias, está en el mar Cantábrico cerca de la bahía de Noja pero más al norte, está deshabitada y no es muy grande. Cuando baja la marea se puede cruzar andando aunque el agua cubre hasta las rodillas."  
Al despertarse sobresaltados por la mañana por la mañana por haber soñado con su madre se dan cuenta de que todos han tenido el mismo sueño y buscan la manera de llegar cuanto antes a esa isla. 
Con el dinero que su madre tenía en casa compran tres billetes de autobús para ir a Noja para ver como podían cruzar a la isla que les había dicho su madre.  
Cuando ya habían llegado a Noja preguntaron a un vecino del pueblo para ver dónde estaba la playa de "Ris" porque otro vecino ya les había dicho que desde esa playa se podía cruzar a una pequeña isla a la que nadie había ido desde hace años. 
Cuando llegaron a la playa vieron que no se podía cruzar a la isla porque estaba casi cubierta por el agua. Esperaron hasta mediodía cuando bajaba la marea y en cuanto bajó se fueron hacia la isla con los pantalones remangados hasta las rodillas y al llegar se sentaron en unas viejas ruinas para comerse unos bocadillos que se habían comprado en el pueblo antes de salir.  
 
Sin darse cuenta se quedaron dormidos, menos mal que estaban en un rincón de la vieja casa medio caída, porque cuando se hizo de noche hacía bastante frío.  
Mientras dormía soñaron otra vez con su madre, en el sueño les explicaba que con la marea baja podían llegar a la puerta del pasadizo que estaba en el acantilado que después de cruzarla debían cerrar otra vez para que el agua no volviera a llenar el pasadizo. 
A la mañana siguiente van al acantilado y cuando entraron por la puerta volvieron a cerrar como les había dicho su madre en el sueño pero al final del túnel no encuentran nada. Entonces es cuando el hermano pequeño, aunque no era el más bajo,  ve una piedra en el suelo y al pisarla sin querer, se abre otro pequeño pasadizo y en un lado había un pergamino con un mapa de los pasadizos de la isla. Indicaba dónde había trampas u por dónde había que ir par llegar a un cofre con un contenido que hasta ahora los hermanos no conocían. 
Siguiendo el mapa, se encuentran con una gran cueva y en el fondo hay dos cuerdas que, en el mapa, eran de la primera prueba. Debían ir por las cuerdas hasta el final de la cueva. Diego casi se cae pero consiguió sujetarse. Llegaron al final de las cuerdas, donde encontraron una estrecha pasarela sobre un pozo en el que habían un montón de serpientes, la pasarela era estrecha, pero gracias a la ayuda del hermano mayor, lograron pasar todos. 
Después, tenían que escalar una pared agrietada, y a la mitad de la escalada les  empezaron a caer rocas. Menos mal que había una gruta a mitad de la pared, se metieron allí para protegerse y esperaron a que no cayeran mas rocas.  
Siguieron subiendo después y encontraron una salida a la cueva. En la explanada había una cruz hecha con piedras en el lugar que el mapa indic"Pasad estas joyas de generación en generación para que se acuerden de vuestra abuela"  
Y se fueron con el cofre a su casa para idear un plan para poder pasarlo a los hijos que tuvieran y que ellos se lo pasen a los suyos.