UN FAVOR RECOMPENSADO
Érase una vez un pueblo pequeño, pero a pesar de ello tenía de todo, una vez una familia humilde que no tenía mucho dinero para comprarle un juguete a su hijo Ramón por la Navidad. Cuando llegaron las fiestas Navideñas sus padres le dieron veinte euros para que se comprase un juguete.
Ramón muy contento por poder disfrutar de juguetes nuevos se dirigía a la juguetería cuando vio a un hombre pidiendo dinero porque estaba en el paro y tenía que alimentar a su familia. A Ramón le dio mucha pena aquel mendigo, él tenía dos billetes de diez euros y decidió darle uno. El hombre le dijo:
- Hijo, diez euros es mucho dinero, quédatelo.
- No, no te preocupes, tengo otros diez y tú lo necesitas más que yo.
Ramón llegó a la juguetería y en vez de de comprar dos juguetes se conformó sólo con uno, pero se sentía muy feliz por haber ayudado a alguien que lo necesitaba más que él.
El hombre encontró un trabajo en una inmobiliaria de coches. El empezó en construcción. Pero el siempre se esforzaba en todo lo que hacía. Por eso el trabajo en oficinas hasta que un día le llamó su jefe y le dijo que el se jubilaría este año y que sería el próximo director de la inmobiliaria.
EL hombre quiso buscar al niño que le dio los diez euros decirle una cosa.
Se le ocurrió que le podría encontrar en la escuela del pueblo. Cuando lo encontró le dijo:
-Chaval, ¿te acuerdas de mí? Tú me ayudaste cuando lo necesité y si estudias te podré ayudar con tu futuro porque soy director de una gran empresa y te contrataré. -Muchísimas gracias.
Ramón se lo contó a su familia y estuvieron muy orgullosos de él, pues por ser tan generoso había resuelto su futuro y había aprendido que la generosidad tiene premio.
Mario